Para los que somos creadores de contenido, la plataforma de YouTube constituye una herramienta de obligada consideración. Sea por hacer un uso estratégico de sus servicios, o por ser una fuente de datos sobre tendencias, representa una pieza esencial en el marketing digital. Esto explica que los últimos cambios en las políticas del Programa de Partners de YouTube generen un gran eco mediático e interesadas polémicas.
La evolución tecnológica y comercial de YouTube
Este servicio de almacenamiento y difusión de vídeos en streeming ha decidido endurecer las condiciones para participar en su programa para partners. Desde el 20 de febrero de 2018 ya se aplican las condiciones mínimas de 4.000 horas de visualización y contar al menos con 1.000 suscriptores.
Ahora ha tocado el turno a la calidad de los materiales subidos y se incide en prohibir o limitar la duplicación de contenido. Superado el control legal de los derechos de autor, las nuevas medidas tratan de promover la originalidad y calidad de los contenidos.
El propósito es servir a los anunciantes que llegan a través de programas como Google Preferred contenidos relevantes. Por lo menos que aseguren la rentabilidad de esas inversiones que esperan recibir por publicidad.
En los 13 años de vida de Youtube se han superado distintas etapas, tanto a nivel tecnológico como a nivel comercial. Los cambios necesarios para esta evolución a menudo vienen impuestos por una causa previa. Las colosales dimensiones adquiridas por esta red social exigen orientar el rumbo del servicio hacia el futuro.
Si esta compañía cuenta las visitas diarias a su plataforma por centenares de millones cada medida aplicada debe tener dos ejes:
- Mantener e incluso incrementar el interés por los vídeos depositados en sus servidores.
- Una explotación comercial coherente que produzca rentabilidad, asegure la continuidad del servicio e incremente la satisfacción de los usuarios.
En la otra parte de la balanza estamos los creadores de contenidos para esta red social. La variabilidad de las recompensas recibidas impide hacer planes alejados del momento presente. Crear calidad siempre supone una importante inversión en ilusión tiempo y dinero.
La desproporción entre la dimensión y el alcance de ambos intereses parecen alejarse cada vez más. Sobre todo, obliga a las iniciativas más humildes a estudiar alternativas. También a tener muy presentes estas posibilidades determinadas por una posición dominante.
El vídeo como formato de contenido más potente
En marketing de contenidos hay una gran unanimidad sobre el formato que triunfa sobre los demás. El vídeo contiene imágenes en movimiento, voz, texto y música. Es un medio ideal por su inmediatez comunicativa y también por la eficacia a la hora de hacer una llamada a la acción. Las redes sociales han crecido enormemente gracias a esta potencia todavía en desarrollo.
El control de los contenidos en este formato también ha sido mucho más problemático. La dificultad de automatizar el examen sobre la originalidad de una secuencia visual es mucho mayor que lo requerido para un texto.
A pesar de esto, Google ha desarrollado herramientas internas de inspección muy eficaces. El poder de los algoritmos ofrece más rendimiento a quienes aportan originalidad creativa sobre quienes copian y pegan. La opinión pública también impulsa estos movimientos con sus críticas. Como usuarios, sitúan en la diana de las valoraciones aquellos contenidos etiquetados con el término de spam.
En definitiva, Youtube se está adaptando a lo esperado en las redes de comunicación para la próxima década. No es otra cosa que la discriminación casi automática de la calidad en los contenidos. Una garantía de integridad, autenticidad y autoría que darán relevancia a los canales que venden publicidad.
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