En una era en la que estamos acostumbrados a un marketing mucho más agresivo, que se dirijan a nosotros de una forma más sana y fiable puede resultar incluso sospechoso. Pero es importante que empecemos a familiarizarnos y a compartir una forma diferente de llegar al público: el marketing ético. Esto significa llegar a los clientes potenciales expresando la verdad y con valores para que la relación sea sana desde un principio.
¿Qué es el marketing ético?
Un marketing ético es el que se realiza con un producto o servicio que parte de una empresa que sabe determinar la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal. Se trata de una forma de hacer mercadotecnia diferente a la que uno está acostumbrado a ver, esa forma que se centra en ganar clientes sin importar a qué precio ni si va a existir una satisfacción posterior.
Pero, sobre todo, se trata de una forma de hacerlo mucho más sostenible y comprometida con el medio ambiente. Es poner al cliente en el centro de todo para conseguir, no solo que compre y ahí termine la relación, sino tener un prescriptor que está contento porque se ha pensado en sus valores y en sus miedos a la hora de venderle el producto o servicio.
¿Por qué optar por el marketing ético?
Si se dispone de una empresa, es posible que uno se esté preguntando los motivos de por qué decantarse por esta forma de hacer marketing si la otra resulta mucho más directa.
La respuesta es que es probable que se multipliquen las ventas si se piensa en el cliente no como una factura más en el total de ventas que se realiza en un mes, sino en una forma de conocer mejor a los compradores y potenciales compradores. Así, es clave que exista una satisfacción tanto antes de la compra como durante el proceso y, sobre todo, con el producto o servicio que se ha decidido consumir. Se pueden destacar los siguientes beneficios:
- Se consigue una mayor cantidad de ventas. La transparencia y el buen hacer solo consiguen mejorar los resultados en las ventas. Unos clientes contentos con el trato recibido serán unos buenos prescriptores de la marca.
- Mejora la reputación de la empresa. Las opiniones que los clientes generan y el boca a boca solo dejan en mejor lugar a la empresa.
- Promueve la comunicación entre la marca y los clientes. En muchos casos, en el marketing tradicional, se deja de lado este aspecto tan importante. Tener relación con los clientes es algo necesario y vital para el progreso de una marca. Conocer de primera mano qué necesitan y cómo piensan mejorará la evolución de la empresa de forma positiva.
¿Cómo empezar a practicar esta evolución del marketing?
Como se ha estado viendo, si se pone al cliente en el centro, se estará mucho más cerca y se verá más fácilmente cómo evolucionar en este campo. En primer lugar, hay que considerar su opinión.
Se realizarán encuestas, o se hablará directamente con ellos para saber cómo piensan y qué desean. Por ejemplo, tras realizar un envío de un producto, se les mandará un enlace para que respondan si están contentos con el trato que se les ha dado. Pero también se les puede premiar con descuentos o regalos extra si nos ayudan a evolucionar y conseguir ser mejor día a día.
El marketing ético no es una moda, sino una evolución del tradicional. Tan solo tenemos que escuchar y observar cómo se comportan nuestros clientes para así estar mucho más cerca de conseguir que estén contentos.
¿Vas a empezar a fomentar el marketing ético en tu empresa o crees que ya hace tiempo que abandonaste el marketing más agresivo?
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