El marketing push y el marketing pull son dos de las estrategias básicas de marketing a las que podemos recurrir si queremos lanzar al mercado un nuevo producto o servicio. Para decidir cuál de las dos es las más adecuada en cada caso, es indispensable que conozcamos sus diferencias más importantes.
¿Qué es el marketing push?
Se trata de una estrategia que se basa en la idea de llevar los productos a los clientes. Es decir, de concienciarlos para lograr que se decidan a hacer la acción de compra. Es lo más habitual cuando se hacen lanzamientos o cuando se pretende destacar frente al resto de oferta de la competencia.
Para lograr “empujar·” a los clientes hacia estos productos es básico encontrar su necesidad no cubierta, que puede ser satisfecha con la oferta que se les hace. Se trata, pues, de una estrategia agresiva e intrusiva, que llega a tener un gran alcance. Un ejemplo muy típico de este tipo de técnicas son las llamadas de las compañías de teléfonos para ofrecer nuevos productos. El diseño del packaging y las campañas en puntos de venta también se pueden encuadrar dentro de este grupo.
Las claves del marketing pull
El concepto del marketing pull se basa justo en la acción contraria del push. Es decir, se trata de una estrategia que atrae al cliente hacia la marca, sin presionarlo con acciones directas. De hecho, se le ofrece contenido de calidad que le seduzca para lograr llamar su atención. Para lograr este reto, es necesario contar con un amplio plan de ataque que incluya el trabajo de marketing de contenidos, redes sociales y técnicas de venta parecidas.
Con el marketing pull, lo que se consigue es que el cliente adopte una postura proactiva y empiece a buscar un producto determinado en el mercado, generando de esta manera su necesidad de consumirlo. Por lo tanto, esta estrategia está especialmente indicada en marcas que ya tienen una trayectoria consolidada, y que por sí mismas ya son capaces de atraer al consumidor hacia su oferta.
Para que el marketing pull funcione de manera adecuada, es necesario por lo tanto contar con una imagen de marca potente, que atraiga ya de por sí a los usuarios. Una reputación consolidada es el primer paso para una demanda elevada. Igualmente, será necesario tener un producto diferenciado de la competencia, que pueda posicionarse como un referente para un determinado nicho de consumidores. El inbound marketing es un ejemplo de estrategia de marketing pull, así como las campañas que realizan marcas como Google o Apple.
¿Cuál de los dos elegir?
Si nos preguntamos cuál de estas dos estrategias de marketing es mejor, la verdad es que no podemos tener una sola respuesta a esta pregunta. Para decidirnos por una de ellas para una campaña de marketing, es importante que analicemos bien la situación de un producto en el mercado, la competencia y los recursos con que se cuenta. Además, hay que señalar que el marketing push o pull no son excluyentes entre sí. Podemos combinar ambos modelos para lograr una estrategia de marketing que se adapte a cada momento de un ciclo de ventas.
De hecho, se puede decir que el marketing push y el marketing pull son dos estrategias complementarias en muchas ocasiones. Empezar atrayendo al cliente hacia un producto nuevo no implica que después no podemos aprovecharnos de una imagen de marca consolidada para crear una estrategia menos agresiva y más orientada hacia el mundo de los contenidos y las redes sociales.
¿Has probado este tipo de estrategias de marketing en tu negocio? ¡Cuéntanos la que te ha resultado más provechosa!
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