Cada día compartimos artículos, fotos, vídeos, extractos de audio o imágenes originales. En el mismo instante que subimos el contenido a blogs, redes sociales y lo adjuntamos a un email, perdemos control sobre nuestros derechos de autor.
¿Es esto así o nuestra propiedad intelectual permanece intacta? Sigue leyendo, ¡te lo contamos todo!
Definición de derechos de autor
Los derechos de autor otorgan la autoridad legal de una obra a su creador, conferida de manera exclusiva durante un número fijo de años, para ser publicada, impresa, interpretada, filmada o distribuida respetando su autoría y las condiciones establecidas.
Simplificando: los derechos de autor son aquellos que protegen las obras literarias y artísticas.
No todos los contenidos creativos están contemplados en este rango. Por ejemplo los diseños industriales, pese a ser originales y precisar talento, forman parte de la propiedad industrial.
Dentro de la propiedad intelectual incluimos:
- Derechos patrimoniales: obtener una compensación económica por la explotación de la creación.
- Derechos morales: reconocimiento como autor, salvaguarda de la integridad de la obra y se impide ser alterada.
El simple hecho de crear concede al titular estos derechos protegidos por la ley, sin necesidad de registrar el resultado ni llevar trámite alguno.
Varios acuerdos internacionales -como el Convenio de Berna para la Protección de las Obras Literarias y Artísticas- tratan de extender globalmente el respeto al Copyright, pero la variedad de legislación entre países complica el asunto.
El Parlamento Europeo trató recientemente la reforma de la normativa sobre la propiedad intelectual. Al no llegar a un acuerdo, se postergó la reforma y sigue en vigor una Directiva del 2001, cuando los contenidos que circulaban por Internet nada tenían que ver con la actualidad: aún no existía Youtube, Facebook, Spotify, Twitter, ni ninguna de las redes actuales.
¿Cómo proteger el contenido original?
Internet se caracteriza por su facilidad para transmitir información. Cada día se publican 300 millones de nuevas fotografías en Facebook. Cada mes se escriben 77,4 millones de nuevos posts en Wordpress. Los usuarios de Snapchat cargan ¡9.000 fotos por segundo! y en Instagram son 95 millones de nuevas fotografías por día. Esa accesibilidad conlleva el riesgo de vulneraciones de la propiedad intelectual.
¿Cómo proteger este capital intelectual?
Existen dos medios para garantizar la propiedad sobre nuestro contenido:
- Inscribir los derechos en el Registro de la Propiedad Intelectual del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, si estás en España, o en el organismo oficial correspondiente de tu país, abonando la tasa correspondiente
- Asumir una de las licencias gratuitas que existen en Internet, como las de Creative Commons o las de Safe Creative. Es una buena forma de etiquetar la obra como propia (no es dominio público) y otorgarle los derechos de reproducción y utilización que estimemos oportunos.
Autoría de contenidos en redes sociales
En ocasiones se desconoce -en otras se obvia- que los derechos de autor siguen plenamente vigentes aunque la obra se encuentre a disposición pública. Que se otorgue la posibilidad de disfrutarla no implica que decaigan los derechos. La única diferencia online es que resulta más complicado hacer valer esos derechos y es más sencillo replicar y consumir anónimamente.
Compartir en redes sociales es lícito. De hecho, republicar, difundir, trasladar a nuestro círculo el producto de otro usuario es la esencia de las redes. Los botones de compartir conllevan la autorización a utilizar el contenido en nuestro perfil. Pero eso no quiere decir que sea nuestro. Sigue perteneciendo a su autor y con todos los derechos vigentes.
Una particularidad importante al publicar en una red social: ese acto implica la cesión de parte de tus derechos de autor. Al registrarte en Facebook, Twitter, Linkedin, Instagram o cualquier otra red, otorgas a dicha plataforma el derecho para utilizar tu creación sin solicitar permiso ni resarcirte, ahora y en el futuro, incluso por medios que aún no existan.
Al retirar el contenido del medio, recuperamos los derechos. Sin embargo, si otros usuarios lo han compartido, la red social puede seguir utilizándolo sin tu permiso explícito.
Derechos de autor en España
La legislación española sobre derechos de autor (contenida en el Real Decreto-ley 12/2017, que modifica la Ley de Propiedad Intelectual) ofrece garantías a los creadores.
Solo es posible utilizar el fruto de un creador con su autorización o respetando sus voluntades, que pueden establecerse de forma general. Quien comete plagio o vulnera otro derecho de autor, se ve expuesto al escarnio público, a la pérdida de reputación, pero sobre todo, a las consecuencias legales derivadas: ser perseguido civil (cese de actividad y reparación por daños) y penalmente (prisión de 4 a 6 meses y multa de 12 a 24 meses). También puede reportarse a las plataformas online y ser penalizado como usuario.
¿Cómo saber si podemos utilizar un material de Internet?
Es muy sencillo: si no hay una declaración expresa, no se puede usar el material de otro autor, con independencia de que sea texto, audio, vídeo o cualquier otra forma creativa.
¿Cómo atribuir un contenido a su autor?
Si nos inspiramos en creaciones ajenas, se aconseja citarlas y enlazar al original. No hacerlo es reprobable aunque no punible.
Sin embargo, utilizar textualmente la realización de terceros es plagio, salvo asegurándose de que su autor lo permite y atribuyéndole la autoría. Deben especificarse con claridad cuatro datos: título, autor, de dónde se ha tomado y qué licencia lo permite.
Respecto a las imágenes encontradas en internet, uno de los contenidos más replicados sin permiso, asegúrate de que la licencia bajo la que se ha publicado lo permite. Si tienes dudas, debes pedir permiso expreso al autor. Y si no lo consigues, no la utilices o estarás vulnerando la ley.
Internet es un formidable foro donde compartir conocimientos. La propiedad intelectual no impide el intercambio de información. Al contrario, su objetivo es fomentar su difusión ofreciendo garantías al autor de que su obra le seguirá perteneciendo a pesar de compartirlo.
Tras haber leído nuestro post: ¿subirías tu contenido a una red social sin tomar precauciones? ¿Qué solución prefieres para no perder la autoría de tu creación? Esperamos tus comentarios.
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