El email marketing está adquiriendo cada vez más importancia dentro del marketing digital. Se conoce como tasa de rebote al porcentaje de correos que carecen de interacción o respuesta en sus destinatarios. Su presencia debe ser la mínima, siempre por debajo del 2 %. ¿Qué podemos hacer para lograrlo?
Clases de rebote en el marketing del correo electrónico
Hemos de diferenciar entre:
- Rebotes duros. Son aquellos envíos que nunca podrán ser entregados a sus destinatarios. ¿Causas posibles? Una dirección de e-mail errónea, un dominio desactivado o el bloqueo de nuestros envíos por parte de ese servidor.
- Rebotes blandos. Son fallos puntuales, que pueden solucionarse. Pueden deberse a que el inbox está completo, el correo mandado pesa demasiado o, en ese momento, el servidor está fallando.
Cómo reducir la tasa de rebote en email marketing
Presentamos a continuación los principales errores que provocan el aumento de la tasa de rebote en este tipo de acciones mercadológicas. Son los campos de acción prioritarios en los que debemos centrarnos.
Base de datos incorrecta o desactualizada
Existen diferentes formas de acceder a estas fuentes documentales de direcciones de e-mail. Una de ellas es generarla a través de los propios sitios web, mediante suscripciones a newsletter, aceptación de promociones o compraventas de productos. Adicionalmente, también se siguen comprando a empresas especializadas.
En este caso, debemos asegurarnos de que tienen la calidad apropiada e incluyen datos como nombre completo, sexo, ubicación, preferencias, número de móvil e historial de movimientos. Su actualización es importante, porque cada año pierden alrededor de un 20 % de su eficacia.
Además, es fundamental permitir a los destinatarios que se den de baja y no solo por las consecuencias legales de incumplir el RGPD.
Falta de estrategia
Si carecemos de un plan de email marketing, difícilmente conseguiremos buenos resultados en la aceptación de los envíos. Implica definir cuándo mandar los correos, con qué finalidad y a qué públicos concretos. Personalizar y segmentar es decisivo.
No se trata de improvisar o abusar de los envíos, sino de justificarlos en un contexto estratégico valioso para el emisor y para sus destinatarios.
Incapacidad para despertar el interés
Interesar siempre es fundamental en la comunicación. Cuando recibimos un mensaje, sea del tipo que sea, debemos decidir abrirlo y sentir ganas de hacerlo. Si no, lo dejaremos abandonado... y seguramente ya no lo abramos nunca.
En el buzón de e-mail recibimos infinidad de mensajes —no siempre deseados— que compiten por nuestra atención. Por eso debemos aplicar, al crearlos y enviarlos, estas pautas para interesar:
- Crear un asunto arrebatador, diferencial y que motive. Hemos de escribirlo desde el punto de vista de nuestro interlocutor.
- Mostrar quién envía el correo. (Las tasas de apertura son mayores así, está demostrado).
- Incluir un texto de previsualización que extracte y anime a saber más.
- Acertar en el momento y la hora del envío, en función del público al que nos dirigimos y del contexto.
- Incorporar una llamada a la acción efectiva.
Inadecuación para equipos móviles
Cada vez más personas chequeamos el correo electrónico desde el smartphone. Si nuestro envío no es responsive y perfectamente compatible con ellos, tendremos problemas de rebote.
Por eso, entre otras cosas, suele ser recomendable utilizar plataformas de e-mail profesionales. Evitaremos, también muchos problemas de spam.
Falta de analítica
Hemos de estudiar qué rendimiento están teniendo las campañas. Solo así podemos depurar la base de datos, realizar las correcciones oportunas y aprender de los errores y de los aciertos para optimizar la tasa de rebote.
Sin lugar a dudas, aplicar estos principios y ser mucho más metódicos al desarrollar acciones de email marketing ayuda a mejorar la eficacia de estas comunicaciones. Cuando el rebote desciende, la satisfacción de los destinatarios aumenta. Y, con ella, la imagen de marca y la conversión en ventas. ¿Empezamos a aplicarlo? Deja tus comentarios.
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