Las empresas buscan iniciar un diálogo con la sociedad a través de las redes sociales. De esta forma, el servicio comercial prestado gana un promotor con cada cliente satisfecho. Pero obtener la simpatía del público objetivo no es una tarea fácil. El posicionamiento entre las preferencias de los posibles clientes cuesta mucho.
Los influencers desde Instagram agotan muy pronto sus capacidades para movilizar voluntades. Máxime si las empresas no se implican en un sincero proceso transformador interno. Ninguno será tan dinamizador y productivo como aquel que hace de la amabilidad un valor empresarial socialmente reconocible.
¿Por qué deben estar más humanizadas las empresas y marcas?
La época que se está viviendo es una de grandes cambios. Las empresas a duras penas pueden hacer planes que agoten períodos de tiempo tan cortos como tres años. Si manejar la incertidumbre es el mayor reto para un buen gestor, no parece que le vayan a faltar pruebas para su pericia.
Al hablar de humanizar una empresa se sitúa el foco en uno de sus mayores activos: el factor humano. La organización interna de una estructura empresarial puede servir para fortalecer los lazos de colaboración entre los empleados. También para motivar la aparición del talento oculto para la solución autónoma y ágil de los problemas.
Hay que subrayar que el compromiso de los trabajadores con unos valores de marca no tiene nada que ver con una campaña de imagen. Es un proceso natural que nace de unos planteamientos mucho más amplios que la obsesiva e incierta búsqueda de la rentabilidad. Se apoya en las cualidades esenciales del ser humano para vivir en sociedad.
La actividad de las empresas siempre proyecta un estilo sobre el modo de gestionar obligaciones y responsabilidades. Cuando desde la sociedad se aprecia un grado de excelencia en estos capítulos el valor de marca crece sola. Así, hasta despejar un buen porcentaje de las incertidumbres sobre el futuro de la compañía.
Claves para humanizar una marca
Las transformaciones más radicales acostumbran a exigir ampliar las perspectivas con las que se contempla la realidad. Y adquiridos los elementos de esa nueva visión, hay que adaptarlos a la agenda diaria de las actividades empresariales. Se pueden destacar en este terreno los siguientes:
1. Coherencia con los valores esenciales que se pretenden unir a la marca. Los artificios o las imposturas se terminan por descubrir. Hay que ofrecer un perfil de marca auténtico y sin temor a expresarlo. La distinción sobre la competencia se puede comenzar con el modo de abordar la agenda diaria.
2. Construir un relato que comunique y contenga la idea de servicio. Cada una de las grandes marcas que han dejado huella tienen una. Solo hay que aprender de ellas, evitar errores e iniciar una propia.
Claves para humanizar una empresa
1. Permitir a los clientes acceder a las tareas cotidianas y participar en algunas de las decisiones de la empresa. Consiste en hacer material la idea de cercanía.
2. Implicarse en iniciativas ciudadanas donde la empresa pueda ser especialmente útil. La respuesta desinteresada a una propuesta nacida en el entorno social es un buen pretexto para entablar un diálogo.
3. Contacto constante con la sociedad y transparencia en cada interacción realizada. La empresa como organismo vivo no puede ser ajena al entorno que la rodea. Además, la adaptación frecuente a los cambios así es mucho menos traumática.
En conclusión, humanizar la empresa es saber crear para los empleados un entorno favorable al desarrollo personal, social y profesional. Es interpretar de forma objetiva la centralidad del factor humano en la nueva economía. Los buenos resultados acaban siendo información en las redes sociales para seguir creciendo hacia otras metas.
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